El caos como un catalizador de transformación profunda - 4/4

Como nos pasó a todos, el año 2020 (nuestro cuarto año de operación) llegó a esta historia con una radical y disruptiva transformación.

Lo inimaginable sucedió y por varios meses el mundo entero se detuvo. Mis clientes, al igual que yo, cesaron sus operaciones y estaban confinados al núcleo de sus hogares, lo que despertó en mí una inquietud aún más grande: la siguiente vez que hable con ellos (lo que iba a suceder en contadas horas o días), las conversaciones seguramente iban a tener un matiz de miedo, incertidumbre y pesimismo. Recuerdo haber sentido preocupación, e incluso temor, los mismos que se desvanecieron cuando me dije a mí misma: ahora ellos me necesitan más que nunca, por lo que debo estar en mi mayor esplendor, estado mental, nivel de productividad y genialidad.

Mi más grande reto como coach de liderazgo, mis clientes paralizados por su estado de shock, súbitamente se transformó en mi mayor motivación para decidir ser quien nací para ser. La motivación fue tan grande que inmediatamente busqué el mejor entrenamiento disponible en estas circunstancias y al mejor Coach, para convertirme en una aún mejor Coach y así apoyar el crecimiento de mis clientes de manera integral bajo circunstancias sin precedentes. Esta fue sin duda, una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida profesional, pues los frutos de esta inversión financiera, emocional y de tiempo, brotaron desde mi interior de manera transformadora y se expandieron con naturalidad hacia quienes sirvo con dedicación y cariño.

Antes de continuar, quiero expresar mi respeto y simpatía hacia los millones de personas que perdieron a seres queridos a causa de la pandemia; a aquellos que esta caótica situación los llevó a tomar decisiones desesperadas, y a toda la humanidad que poco a poco se va levantando de esta dura prueba. En lo personal, experimenté la impotencia y el miedo de tener a mis padres muy enfermos con COVID y solos en mi país de origen. Soy una persona que cree en los milagros, y me siento infinitamente bendecida por haber sido testigo de más de uno en mi paso por este mundo, entre ellos está su increíble recuperación.

Retomando mi narración, con humildad y respeto, percibo la conmoción causada por el caótico 2020 como un faro en mi propio camino como empresaria y como persona. El aislamiento, el miedo, la soledad, la obscuridad, las pérdidas y la escasez fueron todos catalizadores de un cambio profundo que nació de cuestionamientos para los que habitualmente "no tengo tiempo".

La misión, visión, valores, objetivos y estrategias a seguir por mi empresa eran evidentes; sin embargo, esta vez se imponía la presencia de un nuevo elemento al que antes no supe interpretar, mi propósito de vida. ¡Nuestro NORTE estaba más claro que nunca! Durante los meses del confinamiento, la lluvia de revelaciones continuó y fue abundante. Comprendí el rol que cada estrago, crisis, prueba, relación quebrantada, proyecto fallido, pérdida financiera, error y caída, ha tenido en mi proceso de evolución. Todo ha sido una obra maestra de servicio y entrega; y lo mejor, yo siempre he tenido, tengo y tendré la opción de ser protagonista de ella.

Existe una sola palabra para definir el último año de la operación de Eagle Business Coaching: transformación. Reconectarme con mi propio propósito de vida elevó a mi empresa a un nivel superior de eficacia y eficiencia. El plan estratégico y de operación fueron actualizados de una forma en que finalmente veo en ellos un legado. Mi portafolio de servicios tanto en Eagle Business Coaching como en Meraki Coaching (su empresa hermana) se enfoca, como un láser, a maximizar el uso de mis talentos y experiencias al servicio de mis clientes, y a facilitar oportunidades de crecimiento para sí mismos y sus comunidades. Hoy puedo decir que ya me proyecto a través de mis empresas.

Durante toda mi vida profesional pensé que el único lenguaje para expresar los resultados de crecimiento, consolidación y eficiencia son los indicadores de rendimiento expresados en números y porcentajes; hoy no discuto su esencial necesidad en la dirección de negocios, pero quisiera enumerar algunos para los que los números y porcentajes no parecen ser lo suficientemente elocuentes:

• Alinear tus metas con tu propósito de vida es el camino más corto al éxito.
• Puede ser que solo camines más rápido, pero contar con la compañía adecuada garantiza que llegarás más lejos. Un emprendedor necesita gente con quien abrirse y hablar acerca de sus emociones, discutir sus ideas y problemas, analizar sus caídas y celebrar sus victorias.

Personalmente, trabajar con un Coach ha catapultado mis resultados en todas las áreas de mi vida. Tener esa persona que de manera objetiva, transparente, ética y profesional me brinda su punto de vista, experiencia, y buena energía, pero que principalmente, me ayuda a mantener mi enfoque y ritmo de progreso en lo que es relevante para mí y mi comunidad, es sin duda una ventaja invaluable.

• Pedir ayuda expande tus posibilidades de éxito, aprendizaje y expansión. En el mundo hay millones de personas colaboradoras y empáticas que creen en las alianzas estratégicas, en el progreso colaborativo y en las economías comunitarias autosustentables; solo tienes que decidir ser una de ellas y estar dispuesto a colaborar y crecer.
• El peor enemigo de un emprendedor es el autosabotaje, no los factores externos, no tus competidores, no el gobierno, no la crisis, no tu familia. Si hasta hoy no has tenido éxito, pide ayuda y objetivamente analízate a ti mismo, a tu operación, a la calidad de tu comunicación, y a tu producto o servicio. El mercadeo ha demostrado por décadas que siempre hay un nicho de mercado para todo producto que se alinea con su cliente objetivo. ¡Si tú crees, es posible!
• La fe, la gratitud, la humildad y la resiliencia son virtudes esenciales para el líder de una organización. Ellas sostienen tu objetividad, autoconfianza, capacidad de aprendizaje, creatividad y energía durante las pruebas.
• La forma en que amalgamas tu amor y tu pasión con tu trabajo es tu principal diferenciador competitivo.
• Un emprendedor necesita definir sus tres cosas no-negociables. En mi caso estas son:
• El tiempo de mi familia
• Mi salud (física, mental y espiritual) Mis valores morales
• Todo empresario necesita definir su propio concepto de maestría personal y perseguirla, para lo que es indispensable la implementación de rutinas diarias, las mismas que a su vez exigen la incorporación de factores clave como son la disciplina, la constancia, la consistencia, la superación personal y el servicio a los demás.
• Leer tanto tiempo como el que he utilizado para alimentarme. Nutrir mi mente es tan importante como nutrir mi cuerpo.
• Hacer de la programación neurolingüística una herramienta de uso cotidiano.
• Ser auténticamente yo misma. Esta autenticidad se destila a través de mis marcas, servicios y trabajo, permitiéndome conectarme con mis clientes en genuina colaboración.
• Iniciar mi día con dos objetivos generales claros en mente:
• Aprender algo nuevo
• Ayudar a alguien más

La cosecha ha sido fecunda…

Gracias a cada una de las personas que han sido parte de nuestros cinco primeros años de operación, pero principalmente a mis colegas colaboradores, clientes y proveedores que han confiado en mi empresa, y con quienes hemos conquistado nuestro primer lustro juntos.

Ana-María Ortega P.